Estamos viviendo tiempos muy difíciles y la pandemia
se agudiza cada día más. No represento a la iglesia evangélica, simplemente lo
haga como un creyente más en el Perú, en América Latina y el mundo. Como
periodista cristiano, veo y soy testigo de lo que ocurre a nuestro alrededor. Por favor no hagan visitas ni visiten a nadie, no por
falta de amor, sino por todo lo contrario. Si amamos a nuestros hermanos, no hagamos
nada que los perjudiquen. Varias personas han fallecido, incluyendo creyentes,
sin haber salido de casa, el virus llegó con una visita u otra persona que lo trajo.
Sólo han quedado huérfanos, viudos, dolor, soledad y tristeza. Es verdad que
estamos en la mano de Dios, pero la separación del ser amado es un dolor
profundo que si es real.