"Para entender la disciplina de Dios en los creyentes, no debemos perder de vista la corrección que amorosos padres ejercen sobre sus hijos. Si Dios te disciplina mediante pruebas y aflicciones, recuerda que El te ama mucho, más de lo que nadie podría amarte jamás y que quiere lo mejor para tí. Su disciplina está siempre dirigida a traerte de nuevo a la comunión con él, y a disfrutar sus múltiples bendiciones".
J. Dwight Pentecost.
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