Por César Sánchez Martínez / Periodista bautista
En
la Biblia hay varios personajes con el nombre de “Santiago”. Existen varias
interpretaciones de quién podría ser el autor de la epístola de Santiago. En la
Biblia hay como siete personas llamadas “Jacobo” o “Jacob” de donde proviene el
nombre. En
principio, el nombre de “Santiago” equivale al de Jacobo. En griego “koiné”,
idioma con la cual se escribió el Nuevo Testamento el nombre de “Jacobo” se
identifica como “άκωβος” que quiere decir “Iacobos
(“iacobos” en su pronunciación figurada). Recordemos que casi los primeros 300 años, las iglesias cristianas
tienen una historia en común. No había iglesia católica, ni denominaciones
evangélicas. A las mismas personas como Pedro, Juan o Pablo, la iglesia
católica les llamó San Pedro, San Juan o San Pablo.
Luego que la tradición religiosa lo llamó en latín “Santus lacobus”, en
el caso de San Santiago, con el tiempo al ser traducido, quedó como “Sant Iacob”
y más adelante al “españolizarse” terminó como “Santiago”. Es decir, al traducirse al español, tanto la escritura
como la pronunciación derivó en “Santiago”. En el inglés no es “Jacobo” ni “Santiago”,
sino “James”.
En
el Nuevo Testamento existen por lo menos cuatro personas con el nombre de “Jacobo”
o “Santiago”.
PRIMER SANTIAGO
Es
el hijo de Zebedeo y Salomé; y hermano de Juan. Jesús los apellidó “Boanerges”
(hijos del trueno) según Marcos 3:17.
·
Mateo
4:21 Jesús lo llama para
ser un discípulo y luego apóstol.
·
Mateo
10:2 Forma parte de los
apóstoles de Jesús.
Junto con
Pedro y Juan formó parte de los amigos íntimos de Jesús.
·
Mateo
17:1 Jesús los lleva a
un monte donde él se transfiguró.
·
Marcos
5:37 Lo lleva a la casa
de Jairo, donde Jesús resucita a su hija de 12 años.
·
Marcos
14:33 Con Jesús en el
Monte de Getsemaní donde fueron para orar.
Herodes lo
mandó a matar. Fue el primer apóstol que murió asesinado por los opositores político-religiosos.
·
Hechos
12:1-2. Jacobo es
muerto por la espada de Herodes.
SEGUNDO
SANTIAGO
Hijo
de Alfeo y María, esta última hermana también de María la madre de Jesús. Este
Santiago fue un primo de Jesús. También llegó a ser apóstol.
·
Marcos
15:40 Figura María, la
madre de Jacobo, el menor.
·
Mateo
10:3 Considerado entre
los doce apóstoles.
·
Hechos
1:13 Está con quienes
perseveraban en el Aposento Alto en la oración.
LOS “SANTIAGOS”
Con la relación
descrita líneas abajo, queremos demostrar históricamente que existieron otros “Santiagos”
a saber:
·
Santiago,
hermano de Judas (Judas 1).
·
Jacobo,
el hijo de Zebedeo (Marcos 3:17). “Primer” Santiago.
·
Jacobo,
el hijo de Alfeo (Marcos 3:18). “Segundo” Santiago.
·
Jacobo,
el hermano de Jesús (Mateo 13:55, Gálatas 1:19). El autor de la epístola de
Santiago.
EL AUTOR
DE LA EPÍSTOLA
Es
el hermano menor de Jesús, quien se convirtió en el líder de la iglesia de Jerusalén,
llegando a ser el pastor principal durante casi 30 años. No es uno de los apóstoles del mismo
nombre (el hijo de Zebedeo o el hijo de Alfeo). Se crio en el mismo hogar de
Jesús, recibiendo la misma crianza piadosa de José y María. Este Santiago ocupó
un lugar destacado en la iglesia primitiva.
Henry H. Halley en sus investigaciones dice “que
sus hermanos los llamaban ´el Justo´. Se
cree que era casado (1 Corintios 9:5). Era judío muy estricto. Aprobó la obra
de Pablo entre los gentiles (Hechos 15:13-23, pero él mismo se ocupaba
principalmente de los judíos” para facilitar la transición hacia el
cristianismo. El Dr. Henry Hampton Halley, autor, ministro y biblista nació en
el 10 de abril de 1874, en el condado Caldwell, Kentucky (Estados Unidos).
Este Santiago se identifica a sí mismo como un
“esclavo de Dios y del Señor Jesucristo”, no como apóstol. Santiago 1:1.
En
1 Corintios 15:7 es “presentado” como una autoridad y no como apóstol
con los doce, como sí se menciona en 1 Corintios 15:5.
En
Hechos 12:17 ya está como pastor de la Iglesia de Jerusalén. Es mencionado
como la autoridad de la congregación.
Cuando
se realizaba el Concilio de Jerusalén, Jacobo habla como autoridad principal
según Hechos 15:13. Según el historiador judío Flavio Josefo, en su
libro “Antigüedades judías”, Santiago murió en mano de César, aproximadamente
en el año 62 d.C., por instigación del sumo sacerdote Anás.
Myer
Pearlman firma que” Por causa de su santidad de vida y su firme adherencia a la
moralidad práctica de la Ley, era estimado por los judíos de su comunidad. A muchos
de ellos los ganó para Cristo. Se dice que sus rodillas eran callosas como las
de un camello, como consecuencia de su constante intercesión por el pueblo”.
Según
el historiador judío Hegesipo (Año 160 d.C.) los fariseos, escribas y el sumo sacerdote
le ordenaron a Santiago, el “hermano de Jesús, llamado el Cristo, que
proclamara desde una galería del templo que Jesús no era el Mesías”. Eso lo
menciona Hegesipo de Jerusalén, quien fue un escritor
paleocristiano del siglo II, nacido en Oriente, de familia muy probablemente
judía y convertido al cristianismo. Y que emprendió un viaje que le llevó a
Corinto y a Roma. La tradición revela que Santiago hizo todo lo
contrario. Proclamó que Jesús era Hijo de Dios y Juez del mundo. Murió
apedreado y de rodillas, mientras oraba “Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen”.
LA CARTA
La
epístola fue escrita en el año 62 d.C., probablemente en el mismo año de su
muerte. Los estudiosos revelan que el evangelio de Marcos, escrito aproximadamente
en el año 60 d.C. es el texto más antiguo que la epístola de Santiago, entre todos
los escritos del Nuevo Testamento. Llamamos “judeocristianos” de alguna forma
para identificar a los nuevos creyentes entre los judíos. Pero en realidad, los
nuevos creyentes judíos vivían en una etapa precristiana. Estaba en juego muchas
cosas que hoy conocemos y que ellos no lo sabían. Por ejemplo, las cartas paulinas
no estaban, ni tampoco la pedrinas, juaninas o todos los evangelios. No olvidemos
que eran comunidades cristianas nacientes.
La
carta fue escrita para los judíos que se había convertido al evangelio. La
misma carta afirma que está dirigida a los “doce tribus que se encuentran en la
dispersión”. No olvidemos que estas personas ya eran creyentes, pero seguían
practicando el judaísmo, que no sólo era una religión más en Palestina, sino
que era un sistema político-social-religioso que practicaban los descendientes
de los hebreos residentes en Palestina.
El
objetivo de la carta es que los judeocristianos fueran como Cristo según Santiago
1:18, donde se hace énfasis en las “primicias” de sus criaturas.
Estos
judeocristianos vivían en pruebas, precisamente por la dispersión y migración
que habían tenido. Vivían fuera de su país y tenían que adaptarse a las
vivencias de las naciones foráneas. Como resultado de la persecución, había
huérfanos y viudas. Por esa razón, la “iglesia”
a quien escribía Santiago, pasaba por una serie de pruebas y adversidades que
los nuevos creyentes deberían superar.
No
olvidemos que en esa época no existía la iglesia de los gentiles. Inicialmente
el evangelio se predicó a los judíos. Los pobres y marginados fueron los primeros
en aceptar el evangelio, luego las otras clases sociales, donde el dinero y el
poder jugaban un rol importante, aún en sus creencias.
En
Santiago 5:14-15 se enfatiza en “orar en el nombre del Señor” y el “Señor
perdonará los pecados”.
Se
afirma que Santiago es un libro práctico, es decir, para que los creyentes vivan
de acuerdo con los principios cristianos. Eso es verdad, pero el autor no sólo
afirma que vivamos lo que predicamos, sino que nos transmite principios,
enseñanzas, mandamientos y estilos de vida para que lo apliquemos con certeza,
basados en el conocimiento que se tiene de las Escrituras. Nos lleva a la
madurez cristiana.
Santiago
expone teoría y práctica, de donde nace la praxis cristiana. La “praxis”
es un concepto griego que hace
referencia a la práctica en oposición a la teoría. Es un proceso para revalidar
que la teoría pasa a formar parte de la experiencia.
La epístola confronta a quienes practican el
legalismo frente a la libertad que nos ofrece Cristo. El evangelio llegó a los
judeocristianos, pero ellos seguían practicando el judaísmo como estilo de
vida.
En
el libro de Santiago podemos notar hasta cuatro esquemas que deberíamos poner
en práctica:
·
El
uso que le damos a nuestra lengua. No siempre fe y práctica van de la mano en
nuestras vidas.
·
Podemos
pensar que todos deben recibir el mismo trato, sin embargo, podríamos hacer
ciertos favoritismos. Es decir, hacer diferencias entre las personas.
·
La
verdad puede enseñarse con mucha humidad, pero también con soberbia. En
nuestras congregaciones están los “sabelotodo” y arrogantes, que creen que por los
años en la vida cristiana y preparación académica se erigen por encima de la
iglesia.
·
Muchas
veces somos más “papitas” que el Papa, es decir, caemos en legalismos que la
Biblia no lo menciona.
La
epístola parte desde el sufrimiento (pruebas y tentaciones) hasta incentivar la
madurez cristiana. “Pruebas” y “tentaciones” derivan del mismo vocablo griego “peirasmos”.
Según
los estudios sobre el judaísmo, el sufrimiento se relacionaba con el pecado.
Observen Proverbios 10:1-6, se afirma que el justo y el diligente son
bendición, pero el impío y el holgazán sufren.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIA. Diversas
traducciones: Reina Valera Contemporánea, Dios Habla Hoy, Reina Valera 1960,
Traducción al Lenguaje Actual, Traducción Latinoamericana (católica).
DEMUESTRA TU FE.
Editorial Bautista Independiente, 1993. Florida, EE. UU.
HALLEY Henry H.
“Compendio Manual de la Biblia”. Editorial Moody. 1995. Estados Unidos.
NYTROM David P. “Santiago:
Del texto bíblico a una aplicación práctica contemporánea”. Editorial Vida.
2014. Miami, Florida.
PEARLMAN Myer. “A través de la Biblia: Libro por
libro”. Editorial Vida, Sexta edición 1970. Miami, Florida.
SÁNCHEZ MARTÍNEZ César. Estudios Bíblicos Integrales.2016. Lima, Perú.
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