Fundado
el 17 el de noviembre de 1940, la institución en sus más de 8 décadas ha
logrado superar diversas adversidades y también ha alcanzado muchos logros, que,
en el argot de la comunidad evangélica, son tremendas bendiciones de Dios.
El
CONEP se formó en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando era presidente
del Perú, Manuel Prado Ugarteche, quien gobernó al país en su primera administración,
en el mismo período de la contienda bélica, entre diciembre de 1939 a julio de
1945.
ANTECEDENTES
En
esos años, el país vivía una serie de conflictos sociales, muchos de ellos
generados por las fuerzas políticas que se enfrentaban. Prado gobernaba a nombre
de la Concentración General de Partidos, y aunque aún era un desconocido en la
política (más conocido era su hermano Javier Prado Ugarteche), había
participado en el Golpe de Estado de 1914 que depuso al ex presidente Guillermo
Billinghurst, quien era un férreo defensor de no permitir cambios en la
Constitución Política del Perú, menos de orden religioso. En esos años, la
Iglesia Católica tenía una fuerte influencia en la sociedad y los otros credos
no católicos eran consideradas como “herejías”.
El
golpe del 4 de febrero de 1914 generó un gobierno transitorio, liderado por el Gral.
EP Oscar R. Benavides, quien convocó a nuevas elecciones, ganando esos comicios,
el abogado, diplomático y político José
Simón Pardo y Barreda, quien ya había sido mandatario en el 1904-1908, y ahora
buscaba repetir un nuevo gobierno para el período 1915-1919. Pardo era
hijo del primer presidente civil que tuvo el país, Manuel Pardo y Lavalle y
nieto del escritor Felipe Pardo y Aliaga.
Este hecho está vinculado al CONEP, porque se
estaba generando un consenso en la comunidad evangélicas, integrada en ese entonces,
solamente por las denominadas iglesias históricas: Metodista, Anglicana,
Presbiteriana, Luterana, Bautista, Nazarena, Pentecostal, Las Asambleas de Dios
y la nacional IEP (Iglesia Evangélica Peruana), entre otros grupos religiosos.
Haciendo
un poco de historia, como había un enfrentamiento entre los miembros del
Congreso de la República y el Ejecutivo, la administración Billinghurst había
decidido cerrar el parlamento, pero en una jugada estratégica, un grupo de políticos,
apoyados por el director del diario La Prensa, Alberto Ulloa Cisneros; los
hermanos Javier, Jorge y Manuel Prado Ugarteche; el diputado opositor Arturo Osores;
el montonero, Augusto Durand y el entonces, coronel Oscar R. Benavides.
MODIFICACIÓN CONSTITUCIONAL
En las primeras décadas del siglo XX, regía la
Constitución de 1860. Un par de años antes, con el apoyo de algunos líderes
sociales y congresistas librepensadores, se había iniciado la lucha por la
modificación del artículo 4to. de la Constitución en el Congreso que era adverso
a Billinghurst, pero que ahora apoya a Pardo. Efectivamente, después de tantas
luchas, enfrentamientos, debates en las dos cámaras, y aún, algunos actos de
violencia, en noviembre de 1915, se aprobó la Ley 2193 que modificaba el
artículo 4to. de la Constitución, suprimiendo el texto final de la norma.
Con respeto a la libertad religiosa, la parte
que se suprimía decía: “y no permite el ejercicio público de otra alguna”. Quedando
el artículo 4to. solamente en: La Nación profesa la Religión Católica,
Apostólica y Romana, y el Estado la protege”. Con ello desaparecía la intolerancia
a los cultos no católicos. Ello ocurrió cuando era presidente del Congreso, el
senador Rodrigo Peña Murrieta.
Todo ello generó grandes expectativas en los
evangélicos. No es que el CONEP se fundó de manera directa en 1940, sino que
años antes ya había reuniones y coordinaciones, con la finalidad de hacer un frente
común con las diversas denominaciones. Incluso, ya existían los colegios “América”
del Callao (Callao, High School, metodista, 15 de setiembre de 1891), “San
Andrés” (ex Anglo-Peruano, presbiteriano, 13 de junio de 1917) y “María
Alvarado” (ex Lima High School, metodista, 1906).
NUEVAS LUCHAS
Cuando las iglesias empezaron a realizar sus
cultos públicos, aún había oposición. Generalmente en provincias. Aún estaba el
Decreto Supremo del 4 de enero de 1945 que limitaba la actividad religiosa no
católica, a lugares cerrados. Ahí fue donde, nuevamente se generó otra lucha,
pero ahora liderada por el CONEP. Fue una lucha de los evangélicos que culminó con
la derogación del citado decreto.
Ahora la libertad religiosa se abría a lugares
públicos. Varios grupos políticos apoyaron esta iniciativa, entre ellos, los
militantes del Partido Aprista Peruano. Cuando las iglesias abrían sus puertas
al público eran apedreadas por los vecinos. Ser evangélico era sinónimo de “hereje”,
“hijo del diablo” y otros adjetivos. En la mayor parte de los casos, grupos liderados
por sacerdotes, apedreaban a las locales de las iglesias y casas del pastor,
misionero o creyente alguno. Había mucha ignorancia acerca del evangelio,
incluso entre los creyentes. Muchas iglesias cerraban sus locales, pero el
evangelio de Jesucristo seguía impactando y cambiando vidas. Un rol importante
juega aquí la Sociedad Bíblica Peruana fundada en 1946, institución que traduce
interactúa y distribuye la Biblia en todo el país, incluyendo Biblias en
quechua y porciones bíblicas en diversas lenguas aborígenes y étnicas.
Ayudó también su influencia en la sociedad, la
elección en 1956 del primer evangélico como diputado. Se trataba de José Ferreira
García, quien llegó a ser senador por el Partido Aprista Peruano y miembro de
la denominación IEP. Tribunos como Armando Villanueva del Campo le llamaba “Obispo
senador” y el patricio Javier Valle Riestra, simplemente le decía “Reverendo
García”. Antes había conocido a Víctor Raúl Haya de la Torre en la Universidad
de Oxford en Londres, cuando fue a escuchar una cátedra sobre literatura
hispanoamericana, dictada por el fundador del APRA (Alianza Popular
Revolucionaria Americana).
Luego llegaron nuevas misiones y se abrían
iglesias, colegios, hospitales, ONG y otras organizaciones de orientación
evangélicas, entre ellas Radio del Pacífico, “una señal para un mundo
apresurado”. Otros ciudadanos también fueron elegidos congresistas. Con las
proyecciones y datos, podemos afirmar que la iglesia evangélica representa
quizá el 20% de la población en la actualidad.
Cuando se creó el CONEP, se usaba la revisión
bíblica de 1909, porque 20 años después de creado el CONEP, se puso en vigencia
la revisión de 1960 de la Biblia, con la cual ha crecido la iglesia evangélica
en su totalidad. A inicios de los años 60, a la traducción Reina-Valera de 1960
la consideraban como una “Biblia hereje”, porque muchos de los creyentes se
habían acostumbrado a la versión de 1909. Es lo mismo que ahora ocurre con
traducciones como la RVC (Reina Valera Contemporánea) y TLA (Traducción al
Lenguaje Actual), que son llamadas a influenciar en los siguientes años.
El
CONEP es la institución que representa a las iglesias evangélicas del país ante
el Estado y la sociedad peruana. Está integrado por más de 130 organizaciones
entre iglesias, misiones y organizaciones de servicio que desarrollan su labor
pastoral y misionera en todo el territorio nacional.
Como
se afirma, asimismo, la misión de la institución es promover el encuentro, el
diálogo y la cooperación de la comunidad evangélica para la acción conjunta al
servicio de la iglesias y el país.
Su
visión está posicionada por su capacidad proactiva para contribuir a la
transformación del ser humano y la sociedad peruana, fundamentada en los
valores del evangelio del Reino de Dios.
En
la actualidad, el CONEP es un actor principal en la organización de las Ceremonias
de Acción de Gracias por el Perú, que cada año se realiza en coordinación con
la UNICEP y con el respaldo de las iglesias. También, realizan en la sede de la
SBP los llamados “Desayunos Mensuales” donde abordan diversos temas para el
crecimiento y fortalecimiento de la iglesias.
CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Periodista, escritor y coach en Liderazgo y Desarrollo
Emprendedor.
Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la
Universidad ESAN.
Posee diversos estudios de post grado, diplomados, programas
internacionales y cursos en temas de su especialización en Estados Unidos,
España, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Turquía, República
Dominicana, Chile y Ecuador.
Ha sido director y editor de los periódicos Certeza,
Microfinanzas, Correo, Pura Verdad, La Prensa, y La Razón. Posee diversos
Premios de Periodismo.
Autor de cuentos, relatos y dramas.
Tiene más de un millar de artículos publicados en diversos
países de América Latina, Estados Unidos y Europa.
Es miembro de la Iglesia Bautista desde hace 49 años, donde forma parte del Equipo Ministerial.
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