miércoles, noviembre 15, 2023

¡83 AÑOS DE LUCHA DEL CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ!


Por César Sánchez Martínez

El Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP) está cumpliendo 83 años de vida institucional, constituyéndose en una de las organizaciones cristianas más relevantes del Perú, que posee el 14.1% de población evangélica según los resultados de los Censos Nacionales 2017, aunque habría de considerar algún porcentaje más del 4.8% adicional que confesó tener “otra religión”, entre ellas la “religión cristiana no católica”.

Fundado el 17 el de noviembre de 1940, la institución en sus más de 8 décadas ha logrado superar diversas adversidades y también ha alcanzado muchos logros, que, en el argot de la comunidad evangélica, son tremendas bendiciones de Dios.

El CONEP se formó en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando era presidente del Perú, Manuel Prado Ugarteche, quien gobernó al país en su primera administración, en el mismo período de la contienda bélica, entre diciembre de 1939 a julio de 1945.

ANTECEDENTES

En esos años, el país vivía una serie de conflictos sociales, muchos de ellos generados por las fuerzas políticas que se enfrentaban. Prado gobernaba a nombre de la Concentración General de Partidos, y aunque aún era un desconocido en la política (más conocido era su hermano Javier Prado Ugarteche), había participado en el Golpe de Estado de 1914 que depuso al ex presidente Guillermo Billinghurst, quien era un férreo defensor de no permitir cambios en la Constitución Política del Perú, menos de orden religioso. En esos años, la Iglesia Católica tenía una fuerte influencia en la sociedad y los otros credos no católicos eran consideradas como “herejías”.

El golpe del 4 de febrero de 1914 generó un gobierno transitorio, liderado por el Gral. EP Oscar R. Benavides, quien convocó a nuevas elecciones, ganando esos comicios, el abogado, diplomático y político José Simón Pardo y Barreda, quien ya había sido mandatario en el 1904-1908, y ahora buscaba repetir un nuevo gobierno para el período 1915-1919. Pardo era hijo del primer presidente civil que tuvo el país, Manuel Pardo y Lavalle y nieto del escritor Felipe Pardo y Aliaga.

Este hecho está vinculado al CONEP, porque se estaba generando un consenso en la comunidad evangélicas, integrada en ese entonces, solamente por las denominadas iglesias históricas: Metodista, Anglicana, Presbiteriana, Luterana, Bautista, Nazarena, Pentecostal, Las Asambleas de Dios y la nacional IEP (Iglesia Evangélica Peruana), entre otros grupos religiosos.

Haciendo un poco de historia, como había un enfrentamiento entre los miembros del Congreso de la República y el Ejecutivo, la administración Billinghurst había decidido cerrar el parlamento, pero en una jugada estratégica, un grupo de políticos, apoyados por el director del diario La Prensa, Alberto Ulloa Cisneros; los hermanos Javier, Jorge y Manuel Prado Ugarteche; el diputado opositor Arturo Osores; el montonero, Augusto Durand y el entonces, coronel Oscar R. Benavides.

MODIFICACIÓN CONSTITUCIONAL

En las primeras décadas del siglo XX, regía la Constitución de 1860. Un par de años antes, con el apoyo de algunos líderes sociales y congresistas librepensadores, se había iniciado la lucha por la modificación del artículo 4to. de la Constitución en el Congreso que era adverso a Billinghurst, pero que ahora apoya a Pardo. Efectivamente, después de tantas luchas, enfrentamientos, debates en las dos cámaras, y aún, algunos actos de violencia, en noviembre de 1915, se aprobó la Ley 2193 que modificaba el artículo 4to. de la Constitución, suprimiendo el texto final de la norma.

Con respeto a la libertad religiosa, la parte que se suprimía decía: “y no permite el ejercicio público de otra alguna”. Quedando el artículo 4to. solamente en: La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana, y el Estado la protege”. Con ello desaparecía la intolerancia a los cultos no católicos. Ello ocurrió cuando era presidente del Congreso, el senador Rodrigo Peña Murrieta.

Todo ello generó grandes expectativas en los evangélicos. No es que el CONEP se fundó de manera directa en 1940, sino que años antes ya había reuniones y coordinaciones, con la finalidad de hacer un frente común con las diversas denominaciones. Incluso, ya existían los colegios “América” del Callao (Callao, High School, metodista, 15 de setiembre de 1891), “San Andrés” (ex Anglo-Peruano, presbiteriano, 13 de junio de 1917) y “María Alvarado” (ex Lima High School, metodista, 1906).

NUEVAS LUCHAS

Cuando las iglesias empezaron a realizar sus cultos públicos, aún había oposición. Generalmente en provincias. Aún estaba el Decreto Supremo del 4 de enero de 1945 que limitaba la actividad religiosa no católica, a lugares cerrados. Ahí fue donde, nuevamente se generó otra lucha, pero ahora liderada por el CONEP. Fue una lucha de los evangélicos que culminó con la derogación del citado decreto.

Ahora la libertad religiosa se abría a lugares públicos. Varios grupos políticos apoyaron esta iniciativa, entre ellos, los militantes del Partido Aprista Peruano. Cuando las iglesias abrían sus puertas al público eran apedreadas por los vecinos. Ser evangélico era sinónimo de “hereje”, “hijo del diablo” y otros adjetivos. En la mayor parte de los casos, grupos liderados por sacerdotes, apedreaban a las locales de las iglesias y casas del pastor, misionero o creyente alguno. Había mucha ignorancia acerca del evangelio, incluso entre los creyentes. Muchas iglesias cerraban sus locales, pero el evangelio de Jesucristo seguía impactando y cambiando vidas. Un rol importante juega aquí la Sociedad Bíblica Peruana fundada en 1946, institución que traduce interactúa y distribuye la Biblia en todo el país, incluyendo Biblias en quechua y porciones bíblicas en diversas lenguas aborígenes y étnicas.

Ayudó también su influencia en la sociedad, la elección en 1956 del primer evangélico como diputado. Se trataba de José Ferreira García, quien llegó a ser senador por el Partido Aprista Peruano y miembro de la denominación IEP. Tribunos como Armando Villanueva del Campo le llamaba “Obispo senador” y el patricio Javier Valle Riestra, simplemente le decía “Reverendo García”. Antes había conocido a Víctor Raúl Haya de la Torre en la Universidad de Oxford en Londres, cuando fue a escuchar una cátedra sobre literatura hispanoamericana, dictada por el fundador del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana).

Luego llegaron nuevas misiones y se abrían iglesias, colegios, hospitales, ONG y otras organizaciones de orientación evangélicas, entre ellas Radio del Pacífico, “una señal para un mundo apresurado”. Otros ciudadanos también fueron elegidos congresistas. Con las proyecciones y datos, podemos afirmar que la iglesia evangélica representa quizá el 20% de la población en la actualidad.

Cuando se creó el CONEP, se usaba la revisión bíblica de 1909, porque 20 años después de creado el CONEP, se puso en vigencia la revisión de 1960 de la Biblia, con la cual ha crecido la iglesia evangélica en su totalidad. A inicios de los años 60, a la traducción Reina-Valera de 1960 la consideraban como una “Biblia hereje”, porque muchos de los creyentes se habían acostumbrado a la versión de 1909. Es lo mismo que ahora ocurre con traducciones como la RVC (Reina Valera Contemporánea) y TLA (Traducción al Lenguaje Actual), que son llamadas a influenciar en los siguientes años.

El CONEP es la institución que representa a las iglesias evangélicas del país ante el Estado y la sociedad peruana. Está integrado por más de 130 organizaciones entre iglesias, misiones y organizaciones de servicio que desarrollan su labor pastoral y misionera en todo el territorio nacional.

Como se afirma, asimismo, la misión de la institución es promover el encuentro, el diálogo y la cooperación de la comunidad evangélica para la acción conjunta al servicio de la iglesias y el país.

Su visión está posicionada por su capacidad proactiva para contribuir a la transformación del ser humano y la sociedad peruana, fundamentada en los valores del evangelio del Reino de Dios.

En la actualidad, el CONEP es un actor principal en la organización de las Ceremonias de Acción de Gracias por el Perú, que cada año se realiza en coordinación con la UNICEP y con el respaldo de las iglesias. También, realizan en la sede de la SBP los llamados “Desayunos Mensuales” donde abordan diversos temas para el crecimiento y fortalecimiento de la iglesias.


CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Periodista, escritor y coach en Liderazgo y Desarrollo Emprendedor.

Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad ESAN.

Posee diversos estudios de post grado, diplomados, programas internacionales y cursos en temas de su especialización en Estados Unidos, España, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Turquía, República Dominicana, Chile y Ecuador.

Ha sido director y editor de los periódicos Certeza, Microfinanzas, Correo, Pura Verdad, La Prensa, y La Razón. Posee diversos Premios de Periodismo.

Autor de cuentos, relatos y dramas.

Tiene más de un millar de artículos publicados en diversos países de América Latina, Estados Unidos y Europa.

Es miembro de la Iglesia Bautista desde hace 49 años, donde forma parte del Equipo Ministerial.

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