"La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta de los pueblos”
Proverbios 14:34
El 28 de julio de 1821, el pueblo peruano asumió el control de su destino, proclamando con valentía la libertad, la independencia y la soberanía. A lo largo de 203 años, hemos preservado con orgullo nuestra libertad e independencia, liberándonos de cualquier dominación extranjera. Sin embargo, nos preocupa profundamente la persistente inestabilidad política, social y económica que afecta a todos los peruanos.
Por
lo tanto, queremos expresar lo siguiente:
La
división de poderes es un componente fundamental en la estructura estatal de
cualquier democracia, y respetar el papel de cada uno de ellos, tal como lo
establece la Constitución Política del Perú, es esencial para garantizar el
estado de derecho. Es preocupante la constante confrontación entre estos
poderes, porque afecta la institucionalidad pública y genera inestabilidad
política y económica.
Es
fundamental que todos los peruanos, especialmente los servidores públicos, estén
alineados y adheridos de manera coherente a los principios, valores y normas
éticas que priorizan el interés público por encima de los intereses privados y
personales. Rechazamos de manera enérgica cualquier acto de corrupción y la
impunidad que lo acompaña, porque esto conduce a la degradación de la moral
pública y la desconfianza de la ciudadanía en sus autoridades.
El
artículo 1 de nuestra Constitución Política establece de manera clara que: “La
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de
la sociedad y del Estado.” En ese sentido, es inaceptable el menosprecio a
la vida y dignidad de las niñas en edad escolar de los pueblos amazónicos por
parte de algunas autoridades públicas. Los abusos sexuales no pueden ser
justificados bajo ninguna circunstancia. La responsabilidad inmediata de las
autoridades públicas es proteger a las víctimas, velar por su salud mental y
emocional, garantizar la justicia y brindar el apoyo necesario para su
desarrollo pleno.
Nos
preocupa enormemente el alto índice y el constante crecimiento de diferentes
formas de delincuencia y crímenes en las calles y barrios, donde incluso, las
escuelas, clínicas e iglesias están siendo extorsionadas. También algunos pequeños
negocios de los barrios más pobres también son amenazados, poniendo en riesgo
la economía de las familias en particular, y del país en general. Exigimos al
gobierno central, a la policía nacional y a las autoridades judiciales que
prioricen la lucha frontal contra todo tipo de delincuencia y generen mayor
seguridad para la ciudadanía y los agentes económicos del país.
La
comunidad cristiana evangélica en el país está constituida por hombres y
mujeres comprometidos en una constante oración al Dios Todopoderoso por nuestro
país y para que nuestras autoridades sirvan a la nación con sabiduría,
integridad y justicia, promoviendo la igualdad de oportunidades, el bienestar y
el progreso para todos los peruanos.
¡Felices
Fiestas Patrias! ¡Dios bendiga a nuestro país!
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